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Aprovechando la reforma que el dúo Merkozy ha emprendido en la Unión Europea -si se puede hablar de unión en estos tiempos que corren-, me gustaría aportar mi granito de arena a las propuestas para establecer una fiscalidad común entre los países que hoy se han adherido al nuevo pactoUK ha dicho que no cuenten con ellos, Suecia y Hungría deben plantearlo a sus parlamentos. Así que aquí dejo una serie de propuestas para que Draghi, Merkozy y compañía, si pasan por este blog, puedan echarle un vistazo:

  1. Ya que hablamos de fiscalidad común, empezaría por igualar los impuestos que se recaudan en todos los estados miembros. En mi opinión, deben modificarse a la alza, sobre todo para las rentas más altas. Nuestros ricos pagan una miseria en comparación con lo que pagan en otros países (desde La Información han preparado un gráfico estupendo para comparar los impuestos en el mundo). Esta subida de los impuestos debería usarse, en exclusiva, para sostener el Estado del Bienestar sin permitir que ni un céntimo se destinara a las inyecciones de capital para los bancos que sean rescatados.
  2. Sin embargo, lo de los impuestos sería complicado sin antes homologar el salario mínimo interprofesional, para que sea factible una subida de la recaudación fiscal del Estado. Con los sueldos miserables que hoy en día las empresas imponen, es imposible exigir el sacrificio de destinar un porcentaje más alto de nuestros ingresos al Estado. Cómo dice Ignacio Escolar, “¡Qué tiempos aquellos en los que llamábamos “mileurismo” a la precariedad!“.
  3. Por otra parte, plantearía la idea de iniciar un plan conjunto para perseguir la economía sumergida de los estados miembros. Sin penalizar a los trabajadores que se encuentren en esta situación, deberíamos disminuir el brutal impacto que la nómina en negro tiene: a fecha de junio de 2011, un estudio señalaba que la economía sumergida representaba el 21,5% del PIB español. En Público.es dicen que “entre el periodo que va de 2005 a 2008 casi 66.000 millones de euros llegaron a escapar del control de las autoridades”.
  4. En lugar de preocuparse tanto por el déficit público, que se obligue a la inversión pública, de manera que se penalice a los países que no destinen recursos contundentes –con que se parezcan en cantidad de cifras a las sumas destinadas para rescatar bancos, me doy por satisfecha
  5. Además, el BCE debería actuar de una vez como banco central europeo y no sólo mantener las siglas en un cartel. ¿Cómo? Asumiendo los rescates de los bancos, poniendo en marcha sus rotativas para imprimir dinero y ayudando a los ciudadanos con líneas de crédito que les permitan sobrevivir a esta crisis. En cambio, el BCE actualmente actúa como lobby de la banca, algo que Vicenç Navarro explica fantásticamente.

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