Un trocito metálico de Historia en estado puro viaja a Marte por la pura curiosidad patológica que caracteriza a los humanos. Fascinante.
Y de los ¿7.000.000.000? de personas que somos, a la mayoría ni les va ni les viene. Ni siquiera sabrán que está a punto de ocurrir.
Al final, la conclusión es que la Historia y el presente son algo tan maleable y moldeable, que resultan irrelevantes e inconsistentes. Tan sólo importa a los que tienen en sus manos la oportunidad de redactarla. O de reescribirla.
Qué curiosa, esta voracidad por cruzar fronteras y ser pioneers cada vez más alejados del punto de partida. Qué extraño y paradójico la otra cara de la moneda, el absurdo antropocentrismo y la falacia del Yo como escenario, amén de protagonista,0 del Universo.
Ambos extremos son causa y efecto. De esta dualidad discordante surge la posibilidad de este presente y de este registro en la Historia: estamos a punto de hacerle otra visita de cortesía a Marte. Espero que Curiosity no olvide traer postales y productos típicos al regresar de sus vacaciones en el planeta rojo.